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Con la colaboración de todos: tres razones por las que la sociedad civil es necesaria para responder a la Covid-19

La promoción de la transparencia y la rendición de cuentas son objetivos importantes en sí mismos. Sin embargo, la actual crisis también ha puesto de manifiesto cómo el tener una gobernanza abierta e inclusiva puede ser provechoso para los responsables de tomar decisiones en los gobiernos.

Las consecuencias sanitarias y económicas de la crisis de la Covid-19 van desarrollándose día a día. Sus efectos sobre el aporte económico del sector extractivo son pasmosos, y está teniendo repercusiones sociales más amplias que los gobiernos y las empresas no pueden enfrentar por sí solos. En el plano internacional, las Naciones Unidas han hecho un llamamiento al liderazgo colaborativo y al multilateralismo. En las comunidades, la cooperación y la cohesión social son vitales para mitigar las consecuencias sanitarias, económicas y sociales del virus.

En el sector extractivo, la experiencia con el enfoque multipartícipe del EITI ha demostrado que la sociedad civil puede aportar conocimientos, redes y diversidad al debate de políticas. Sin embargo, las organizaciones de la sociedad civil solo pueden ejercer este rol si gozan de libertad para funcionar. Frente a la presión de lidiar con una crisis, es posible que algunos gobiernos reaccionen a las críticas con intolerancia, lo cual coloca a la sociedad civil en una situación de mayor aislamiento o peligro.

Proteger el espacio sigue siendo un asunto en la agenda

Para controlar la propagación de la Covid-19, los gobiernos han tenido que adoptar medidas drásticas y extraordinarias. En ciertos casos, estas respuestas han conllevado restricciones sobre derechos esenciales, como las libertades de circulación y de reunión. El servicio de seguimiento de la Covid-19 del Centro Internacional de Derecho sin Fines de Lucro (ICNL en inglés) mantiene un control de estas respuestas, detallando las disposiciones legislativas que pueden afectar las libertades de expresión y reunión y la privacidad. También Civicus ha hecho un análisis en el que destaca las restricciones a la libertad de prensa y las leyes de emergencia de alcance generalizado.

Si bien la aplicación de medidas urgentes y firmes es necesaria para controlar la pandemia, se debe proceder con cautela a fin de garantizar que la adopción de respuestas excesivamente amplias no limite el espacio cívico, más allá de las medidas necesarias para preservar la salud pública.

En qué pueden beneficiarse los gobiernos

Hay al menos tres formas en que la sociedad civil puede ejercer una función significativa a la hora de mitigar los efectos negativos de la crisis de la Covid-19.

Aprovechar la perspicacia

Las organizaciones de la sociedad civil aportan un profundo nivel de pericia y perspicacia. Un reciente ejemplo de Zimbabue revela cómo las campañas comunitarias de gente común pueden generar repercusiones de gran alcance, mediante la aplicación de conocimientos y habilidades de activistas de la sociedad civil.

La capitalización de esta pericia puede ayudar a los gobiernos a comprender una situación compleja y de rápida transformación. Los aportes de la sociedad civil pueden servir de apoyo a las evaluaciones de los gobiernos y dar forma a respuestas colectivas basadas en la comunidad. Una muestra de ello es la sinopsis recientemente publicada por el Centro de Integridade Publica, que resalta las potenciales implicaciones de la Covid-19 para el sector extractivo en Mozambique.

En una línea similar, la Alianza por la Minería Responsable y la Solidaridad de Colombia realizó un análisis del impacto de la Covid-19 sobre la minería artesanal y en pequeña escala en ese país, y plantea recomendaciones puntuales para apoyar a una industria que emplea a cerca de medio millón de personas. Asimismo, ofrece una perspectiva alternativa del futuro del sector, instando a repensar nuestros hábitos de consumo y a poner mayor atención en la producción responsable. 

Un barómetro de la sociedad

Para enfrentar adecuadamente esta crisis, los responsables de crear políticas deben poder entender las perspectivas de los ciudadanos y responder con rapidez a sus inquietudes. Al actuar en el plano comunitario, las organizaciones de la sociedad civil pueden servir como barómetro para tantear el ánimo de las comunidades y sus reacciones frente a las medidas introducidas por los gobiernos. Ejemplo de ello es la organización sudafricana Corruption Watch, que ha retratado el sentir de las comunidades mineras. En la República Democrática del Congo, Publiquen lo que Pagan (PWYP) está exhortando al gobierno a estabilizar la economía y proteger a las comunidades vulnerables.

Una plataforma para el diálogo y la inclusión

En estos tiempos de incertidumbre, es necesario que todas las partes interesadas tomen medidas responsables. Mientras el sector extractivo se reconstruye tras un período de volatilidad en los precios de los productos básicos, confinamientos y perturbaciones de la demanda, las organizaciones de la sociedad civil pueden ayudar a regenerar la confianza de los socios internacionales. Lograr un control efectivo de la pandemia requerirá que el público confíe, coopere y acepte las medidas necesarias para limitarla. Las organizaciones de la sociedad civil tienen una función a desempeñar en la difusión de información a las comunidades y en la gestación de apoyo a los abordajes equilibrados del gobierno. En Indonesia, Publiquen lo que Pagan está generando mayor conciencia sobre cómo evitar la propagación de la Covid-19.

¿Qué vendrá luego?

Las organizaciones de la sociedad civil de los diversos países ricos en recursos ya están contribuyendo, de estas y muchas otras formas, a nuestra respuesta colectiva frente a la crisis. La aplicación de un régimen de mano dura, con sanciones drásticas por parte del gobierno contra las opiniones disidentes y con un uso excesivo de la fuerza, probablemente provoque malestar entre la población en vez de generar confianza y ayudar a la recuperación.

Los miembros de los grupos multipartícipes del EITI conocen el valor de compartir debates. La pandemia está limitando la interacción, pero tenemos algunos pequeños consejos para las partes interesadas:

Gobiernos: sostener la libertad de expresión y compartir datos. Si bien la pandemia puede justificar la imposición de restricciones temporarias en relación con los encuentros presenciales, el debate público debería continuar en los medios y por otras vías virtuales.

Organizaciones de la sociedad civil: verificar la información. Los actores de la sociedad civil tienen una importante función a desempeñar contribuyendo a mantener debates públicos basados en hechos y extirpando la información falsa.

Empresas: transmitir las decisiones y proyecciones a las comunidades afectadas, las organizaciones comunitarias, los medios, y los creadores de políticas. La COVID-19 está afectando numerosos proyectos mineros y petroleros, y las empresas pueden manejar las inquietudes de las partes interesadas comunicando de forma clara sus implicaciones.